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"Los Castaños"

  • Carmen García
  • 10 ago 2015
  • 2 Min. de lectura

LOS CASTAÑOS Yendo por el Montseny, íbamos buscando unos castaños gigantes que ha vimos hace unos años. Tomamos un camino que no sabíamos si era el correcto, pero probamos. Subimos un par de cuestas y paramos a descansar. Me sentía fatigada, era como si la respiración no me llegase a los pulmones, me pare e hice unas respiraciones lentas y profundas para ver si conseguía coger mi ritmo respiratorio normal, pero me costaba. Finalmente, me recupere y seguimos caminando. El sendero era oscuro por la frondosidad del bosque, apenas lo traspasaban algunos rayos de sol. Con grandes arboles a ambos lados del camino. Era Otoño y el suelo estaba cubierto por un manto de hojas secas. Según caminábamos miraba las filas de arboles de ambos lados y era como que me mirasen, me parecían filas de centinelas pendientes de nuestros movimientos. Entre las ramas me parecía ver miradas furtivas. Algunas ramas se movían con el aire y me parecía que me saludaban, estaba un poco paranoica. Las pisadas sobre la hojarasca hacían ruido y me parecía que oía pasos tras los nuestros. Por las ramas saltaban ardillas que nos acompañaban en el camino y había grupos de pájaros que cantaban a nuestro paso. Empece a pensar que nos confundían con el flautista de Hamelin. Nos detuvimos porque en el centro del camino había unas marcas muy Extrañas, como quemaduras que había dejado un objeto redondo, tal vez alguien había hecho una paella, pensé, y continuamos el camino. Íbamos siguiendo la marca del camino, era un rojo y blanco. Había caminos que se cruzaban, con las marcas amarillo y blanco. De vez en cuando estas marcas estaban en forma que cruz que indica que ese no es el camino. Todo parecía muy bien señalizador. Seguimos andando y nos encontramos con una criatura extraña, como el de la película de ET, rápidamente lo relacione con las marcas anteriores y pense que los marcianos nos abducían. La criatura nos dijo que nos tranquilizásemos, que no corriamos peligro con él, que era un Elfo. Nos dijo que sabía que buscábamos los castaños y que aun nos quedaba bastante y nos dio las indicaciones necesarias para llegar. Seguimos caminando y como a un kilometros otra criatura extraña. Nos dijo: Hola, soy amigo del que os ha saludado antes, solo vengo para dejaros agua y comida, es que se os está acabando y aun os queda bastante. Le dimos las gracias y continuamos. Al rato otro, nos traía un jersey porque estaba refrescando y aun nos quedaba un trozo. La situación nos parecía bastante extraña, pero cogimos lo que nos ofrecía, le dimos las gracias y continuamos el camino. Al rato otro, este nos dio una linterna, pues estaba anocheciendo. Yo estaba francamente asustada así que el paso lo hacíamos cada vez más ligero. Vimos un indicador de que a 100 m. estaban los castaños. Eso me tranquilizo, nos hicimos las fotos con los arboles que tanto nos había costado de encontrar y nos fuimos hacia el coche. La semana siguiente imprimimos la foto de los castaños para enmarcarla y nos dimos cuenta de que en las ramas habían varios elfos colgados. La hemos enseñada a varios amigos pero nadie los ve, solo nosotros. Carmen García.

 
 
 

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