▲Micro-Relato de Otoño▲ "Una Hoja de Otoño" de Núria M
- lasbatasverdes
- 12 nov 2014
- 3 Min. de lectura
Una Hoja de Otoño.
Caminaba inmersa en la lectura del Libro de una Amiga..., me había enfrascado tanto que olvide por completo donde estaba... cuando una hoja que traviesa jugaba con el viento... se dejo caer ante mis ojos y reposo sobre las páginas de mi atenta lectura, al verla medio sonreí, una simple hoja me había devuelto a la realidad.
La tome en mis manos con cuidado y cerré el Libro, en ella pude vislumbrar las huellas del paso del tiempo, como venas que alimentaron su existencia hasta ese momento en que reposaba en mis manos. Entonces me senté en uno de los bancos del parque por donde estaba paseando.
Al mirar a mi alrededor me di cuenta de que dicho acontecimiento tan simple me hizo caer en la realidad de que ya estamos en Otoño, con su manto de rojizas hojas que descienden de sus árboles, en el proceso climático anual, el viento hace acto de presencia y el frio va apropiándose poco a poco el entorno, toda una secuencia ordenada de la Naturaleza.
Mi imaginación dejo caer mi mirada en un árbol del cual se desprendían las hojas lentamente, en un baile acompasado con la brisa caprichosa que las mecía con cariño para depositarlas en el suelo suavemente. Observé sus ramas, de ellas de manera muy distinta colgaban hojas de diferentes tonalidades, marrones... rojizas...amarillentas y alguna que otra verde que oscurecía mas lentamente, todo un conjunto de colores, típicos del Otoño.
¿Te fijaste alguna vez... toda la enseñanza que la Naturaleza nos da? a parte de conocer como nos acompaña en nuestros años a lo largo de la Vida, ya que formamos parte de ella
Cuando nacemos somos hojas de un mismo árbol, pero con la independencia de que cada rama es un hogar distinto. Podríamos decir que el árbol, es el entorno donde nacemos y nos relacionamos.
Seré mas explicita para que se entienda el concepto de lo que deseo explicar.
Bien: El Árbol, el barrio donde viví mi infancia, las ramas: diferentes familias que compartíamos en esos momentos una existencia y con los que nos relacionábamos día a día en un cotidiano quehacer, ya que con nuestros padres, éramos alimentadas por la misma tierra fértil que llenaba de salvia nuestros hogares y así crecimos en un mismo entorno.
Con el tiempo igual que el árbol que observaba... fueron ramificándose sus ramas en pequeñas hojas, mientras que otras partían con el viento llegada su madurez, pero el árbol permanecía en el mismo lugar.
El viento, la lluvia, el sol, el frio en una palabra la Vida, fue erosionando a cada hoja en concreto de un modo natural, algunas desaparecieron sin hacer ruido durante las estaciones del año, otras fueron golpeadas por el fuerte viento y se quebraron pero no cayeron, también hubo las que al darles el sol por su posición se mantenían fuertes y vigorosas con el verdor típico. De unas salieron otras y aquellas que fueron las primeras cada año en Otoño, se iban oscureciendo y secando, para más tarde soltarse de sus ramas y dejarse vencer por la brisa, mientras las demás observaban su viaje.
¿A dónde quiero ir a parar con todo esto?
Nosotras somos esas hojas del mismo árbol, que hemos vivido con el muchos años, también nos hemos ramificado y ahora estamos en una estación cercana al invierno, donde nuestros cabellos empiezan a platear y tenemos que dejar paso a esas hojillas verdes juguetonas que nos piden más espacio. Sabemos que en algún otoño, deberemos soltarnos y dejarnos llevar por el viento para volar mas allá de nuestras ramas, porque somos parte de esa naturaleza y seguimos el proceso, descansaremos en la tierra, de donde volveremos a nacer... para anidar en otro árbol o en otro ser viviente, porque la Vida y la Muerte tienen un punto en común, tal vez aún no lo conocemos, pero llegado el momento se disiparan nuestras dudas.
Un otoño más en nuestras vidas y en cada una de nuestras historias particulares.
Al final todas seremos hojas mecidas por el viento.
Núria M Noviembre 2014
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